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Tablilla IV




Tras veinte leguas compartieron pan

Tras otras treinta leguas establecieron campamento

Cincuenta leguas recorrieron

en el transcurso de un día


Al tercer día

tras una marcha de un mes y medio

llegaron hasta el monte Líbano

y en dirección al sol cavaron un pozo de agua


Gilgamesh trepó hasta la cima de la montaña

y derramó una ofrenda de harina:

«Oh montaña tráeme un sueño

para que pueda ver una buena señal»


Enkidu levantó para Gilgamesh

una habitación del dios del sueño

Colocó una puerta en la entrada

para resguardarla del viento

y dentro del círculo que dibujó lo hizo sentarse

mientras él permanecía como una red a la entrada


Gilgamesh apoyó su pera en las rodillas

y el sueño que cae sobre la gente se apoderó de él

A mitad de la noche alcanzó el final del sueño

y se levantó para decirle a su amigo:

«¿Me has llamado amigo?

¿Por qué me he despertado?

¿No me has tocado?

¿Por qué estoy sobresaltado?

¿No ha pasado un dios?

¿Por qué está mi carne entumecida?

He tenido mi primer sueño mi amigo

En mi sueño una montaña se derrumbó sobre un valle

Nosotros amábamos a quien había nacido en el páramo

Quien había nacido silvestre sabía dar consejos»


Enkidu le dijo:

«Tu sueño amigo mío es un buen presagio

La montaña que tú viste

Venceremos a Humbaba

y tiraremos su cadáver sobre el campo de batalla

Mañana veremos otra buena señal del dios sol»


Tras veinte leguas compartieron pan

Tras otras treinta leguas establecieron campamento

Cincuenta leguas recorrieron

en el transcurso de un día


Al tercer día

tras una marcha de un mes y medio

llegaron hasta una montaña

y en dirección al sol cavaron un pozo de agua


Gilgamesh trepó hasta la cima de la montaña

y derramó una ofrenda de harina:

«Oh montaña tráeme un sueño

para que pueda ver una buena señal»


Enkidu levantó para Gilgamesh

una habitación del dios del sueño

Colocó una puerta en la entrada

para resguardarla del viento

y dentro del círculo que dibujó lo hizo sentarse

mientras él permanecía como una red a la entrada


Gilgamesh apoyó su pera en las rodillas

y el sueño que cae sobre la gente se apoderó de él

A mitad de la noche alcanzó el final del sueño

y se levantó para decirle a su amigo:

«¿Me has llamado amigo?

¿Por qué me he despertado?

¿No me has tocado?

¿Por qué estoy sobresaltado?

¿No ha pasado un dios?

¿Por qué está mi carne entumecida?

He tenido mi segundo sueño mi amigo

Mi segundo sueño supera al primero

En mi sueño una montaña me tiraba

sosteniéndome por los pies

El brillo se volvía más intenso

Un hombre aparecía

Era el más agradable sobre la tierra

Me sacaba de abajo de la montaña

y me daba agua para beber

y mi corazón se calmaba»


Enkidu le dijo a Gilgamesh:

«Humbaba no es como la montaña

El es completamente diferente

Arroja tu miedo»


Tras veinte leguas compartieron pan

Tras otras treinta leguas establecieron campamento

Cincuenta leguas recorrieron

en el transcurso de un día


Al tercer día

tras una marcha de un mes y medio

llegaron hasta una montaña

y en dirección al sol cavaron un pozo de agua


Gilgamesh trepó hasta la cima de la montaña

y derramó una ofrenda de harina:

«Oh montaña tráeme un sueño

para que pueda ver una buena señal»


Enkidu levantó para Gilgamesh

una habitación del dios del sueño

Colocó una puerta en la entrada

para resguardarla del viento

y dentro del círculo que dibujó lo hizo sentarse

mientras él permanecía como una red a la entrada


Gilgamesh apoyó su pera en las rodillas

y el sueño que cae sobre la gente se apoderó de él

A mitad de la noche alcanzó el final del sueño

y se levantó para decirle a su amigo:

«¿Me has llamado amigo?

¿Por qué me he despertado?

¿No me has tocado?

¿Por qué estoy sobresaltado?

¿No ha pasado un dios?

¿Por qué está mi carne entumecida?

He tenido el tercer sueño

El sueño que tuve fue una completa confusión

El cielo gritaba mientras la tierra temblaba

El día se volvió silencioso y la oscuridad llegó

Hubo un rayo de luz que encendió el fuego

Las llamas aumentaron y la muerte comenzó a llover

y donde cayó el fuego sólo quedaron cenizas

Tú que has nacido silvestre

¿Puedes aconsejarme?»


Habiendo escuchado las palabras de su amigo

Enkidu le dio el significado del sueño diciéndole:

«Mi amigo Gilgamesh

tu sueño es un buen presagio

Nos acercamos cada vez más al bosque

y pronto será la batalla

Verás las siete auras radiantes de Humbaba

a quien en tus pensamientos tanto temes

Inmovilizando sus cuernos como a un toro lo vencerás

y le bajarás la cabeza con tu fuerza

El viejo que has visto es tu dios poderoso

el divino Lugalbanda»


Tras veinte leguas compartieron pan

Tras otras treinta leguas establecieron campamento

Cincuenta leguas recorrieron

en el transcurso de un día


Al tercer día

tras una marcha de un mes y medio

llegaron hasta una montaña

y en dirección al sol cavaron un pozo de agua


Gilgamesh trepó hasta la cima de la montaña

y derramó una ofrenda de harina:

«Oh montaña tráeme un sueño

para que pueda ver una buena señal»


Enkidu levantó para Gilgamesh

una habitación del dios del sueño

Colocó una puerta en la entrada

para resguardarla del viento

y dentro del círculo que dibujó lo hizo sentarse

mientras él permanecía como una red a la entrada


Gilgamesh apoyó su pera en las rodillas

y el sueño que cae sobre la gente se apoderó de él

A mitad de la noche alcanzó el final del sueño

y se levantó para decirle a su amigo:

«¿Me has llamado amigo?

¿Por qué me he despertado?

¿No me has tocado?

¿Por qué estoy sobresaltado?

¿No ha pasado un dios?

¿Por qué está mi carne entumecida?

He tenido el cuarto sueño

He tenido el cuarto y supera a mis otros tres sueños

Ví un rayo en el cielo

y como una nube se levantó una imagen sobre nosotros

Su rostro estaba desencajado

Su boca era fuego y su aliento era la muerte

Había también un hombre de extraña forma

El estaba parado allí en mi sueño

El juntó sus alas y me sostuvo del brazo»


Enkidu le dijo:

«Como una nube se levantó una imagen sobre nosotros

Su rostro estaba desencajado

Su boca era fuego y su aliento era la muerte

Sentirás miedo de su pavoroso esplendor

El hombre que viste era el poderoso dios Shamash

Tu sueño es un buen presagio

Venceremos a Humbaba

y mañana veremos otra buena señal del dios sol»


Al tercer día

tras una marcha de un mes y medio

llegaron hasta una montaña

y en dirección al sol cavaron un pozo de agua


Gilgamesh trepó hasta la cima de la montaña

y derramó una ofrenda de harina:

«Oh montaña tráeme un sueño

para que pueda ver una buena señal»


Enkidu levantó para Gilgamesh

una habitación del dios del sueño

Colocó una puerta en la entrada

para resguardarla del viento

y dentro del círculo que dibujó lo hizo sentarse

mientras él permanecía como una red a la entrada


Gilgamesh apoyó su pera en las rodillas

y el sueño que cae sobre la gente se apoderó de él

A mitad de la noche alcanzó el final del sueño

y se levantó para decirle a su amigo:

«¿Me has llamado amigo?

¿Por qué me he despertado?

¿No me has tocado?

¿Por qué estoy sobresaltado?

¿No ha pasado un dios?

¿Por qué está mi carne entumecida?

He tenido el quinto sueño

Qué terrible, confuso y desolado fue

Yo era sostenido por un toro salvaje

que se clavaba en la tierra con sus bufidos

Las nubes de polvo que levantaba aguijoneaban el cielo

y yo frente a él me inclinaba hacia adelante

y él me liberaba con su fuerza

El hombre me daba agua para beber de su odre»


Enkidu le dijo:

«El ogro contra el cual vamos no es el toro salvaje

El es completamente diferente

El toro salvaje que viste era el brillante dios Shamash

El nos tomará de las manos en momentos de peligro

El hombre que te daba agua para beber de su odre

era tu padre el dios divino Lugalbanda

¿Por qué dejas caer tus lágrimas?

Un sendero incierto no es temido

por dos personas que se ayudan la una a la otra»


Shamash oyó todo aquello que Enkidu dijo

y una voz descendió del cielo gritando:

«¡Apúrense

Enfréntense al ogro Humbaba

antes que entre en el bosque de cedros!

¡Antes que se oculte en su arboleda!

¡Antes que pueda envolverse

en sus siete armaduras

El viste sólo una

se ha sacado seis!»


Entonces Enkidu dijo a Gilgamesh

mientras se acercaban al bosque de cedros:

«Mis brazos se entumecen»


Gilgamesh abrió su boca para decirle a Enkidu:

«¿Por qué amigo mío hablamos como débiles?

¿Acaso no hemos cruzado ya

todas esas montañas que dejamos atrás?

Amigo mío experimentado en el combate

Deja que tu grito resuene como un tambor

Deja que el entumecimiento abandone tus brazos

Deja que el temblor abandone tus rodillas

Toma mi mano amigo y seguiremos juntos

Deja a tus pensamientos

concentrarse en el combate

Olvida la muerte y busca la vida

La persona cuidadosa va delante

en guardia y atento

para cuidarse a sí mismo y a su compañero

Así es como se hacen conocidos

para los días futuros»


Con el bosque de cedros a la vista

dejaron de conversar e hicieron una pausa




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