Gilgamesh por su amigo Enkidu
lloró amargamente vagando por el desierto:
«Voy a morir
¿Y entonces no seré como Enkidu?
La angustia ha entrado en mi corazón
Tengo miedo a la muerte
Por eso vago por el desierto
para encontrar a Utanapishtim hijo de Ubar-Tutu
Andando veloz por el camino
llegué una noche al paso de una montaña
Vi algunos leones y sentí temor
Levanté mi cabeza hacia la luna
rogando hacia la lámpara de los dioses:
Manténganme a salvo»
Durante la noche
se despertó mientras soñaba
En presencia de la luna
se sintió agradecido de la vida
Tomó el hacha en su mano
sacó la daga de su cinturón
y cayendo sobre ellos como una flecha
cazó a los leones
se vistió con sus pieles
y comió su carne
Gilgamesh cavó pozos de agua
que nunca habían existido antes
bebiendo el agua
mientras perseguía los vientos
El dios sol Shamash preocupado
se inclinó y habló a Gilgamesh:
«Oh Gilgamesh hacia dónde estás vagando
La vida que tú buscas nunca la encontrarás»
Gilgamesh le dijo al héroe Shamash:
«Luego de vagar a través del desierto
cuando entre en el inframundo
descansaré durmiendo por años
Deja que mis ojos vean la luz del sol
y puedan saciarse con ella
La oscuridad está escondida
¿Cuánta luz me queda todavía?
¿Cuándo podrán los muertos
ver los rayos del sol?»
Llegó a las montañas gemelas de Mashu
las cuales cada día cuidan la salida del sol
cuyas cimas sostienen la construcción del firmamento
cuyas bases llegan hasta el inframundo
Allí estaban los Hombres-Escorpión
de la constelación de Escorpio protegiendo la entrada
cuyo poder era terrible
cuyas miradas eran la muerte
cuyo resplandor era pavoroso
dominando por sobre las montañas
cuidando el sol al amanecer y al atardecer
Gilgamesh los vio
y su rostro se cubrió de temor
Entonces juntó fuerzas
y se acercó a su presencia
El Hombre-Escorpión le dijo a su compañero:
«Mira aquél que viene a nosotros
Carne de dioses es su cuerpo»
El compañero le respondió:
«Dos tercios de él son divinos
Un tercio de él es humano»
El Hombre-Escorpión le dijo a Gilgamesh:
«¿Cómo llegaste hasta aquí siendo el camino tan largo?
¿Cómo cruzaste los mares cuyo pasaje es peligroso
Déjame saber acerca de tu viaje»
Gilgamesh le dijo entonces:
«Estoy buscando la ruta de mi antepasado Utanapishtim
quien llegó a la asamblea de los dioses
y encontró la vida eterna
El me dirá el secreto
de la muerte y de la vida»
El Hombre-Escorpión le dijo a Gilgamesh:
«Oh Gilgamesh nunca antes
hubo aquí alguien como tú
que atravesara el camino de la montaña
Por doce horas se extiende su interior
La oscuridad es densa y no hay ninguna luz
desde la puesta del sol
hacia el ascenso del sol
¿Entrarás tú?»
Gilgamesh dijo:
«A través de la tristeza
por la escarcha y por la luz del sol
mi rostro ya está quemado»
El Hombre-Escorpión le dijo al rey Gilgamesh:
«Anda Gilgamesh
Que las montañas de Mashu te permitan el paso
Que las montañas y colinas vigilen tu andar
Déjales ayudarte para que viajes seguro
Que la entrada de las montañas se abra ante ti»
Gilgamesh escuchó lo que el Hombre-Escorpión le dijo
y tomó el sendero del dios sol
A la hora
la oscuridad era densa
no había ninguna luz
no le permitió mirar hacia atrás
A las dos horas
la oscuridad era densa
no había ninguna luz
no le permitió mirar hacia atrás
A las tres horas
la oscuridad era densa
no había ninguna luz
no le permitió mirar hacia atrás
A las cuatro horas
la oscuridad era densa
no había ninguna luz
no le permitió mirar hacia atrás
A las cinco horas
la oscuridad era densa
no había ninguna luz
no le permitió mirar hacia atrás
Llegando a la sexta hora
la oscuridad era densa
no había ninguna luz
no le permitió mirar hacia atrás
Llegando a la séptimaa hora
la oscuridad era densa
no había ninguna luz
no le permitió mirar hacia atrás
A la octava hora él estaba apurado
la oscuridad era densa
no había ninguna luz
no le permitió mirar hacia atrás
A la novena hora afrontó el viento del norte
la oscuridad era densa
no había ninguna luz
no le permitió mirar hacia atrás
Llegando a la décima hora
estaba muy cerca
Llegando a la undécima hora
faltaba un tramo
A la décimasegunda hora
Gilgamesh salió al encuentro del sol
Había resplandor
Tan pronto como los vio
fue hacia los árboles de los dioses
Una parra de cornalina tenía sus frutos
colgaban los racimos de uvas
hermoso para apreciar
Un árbol de lapis lázuli cubierto de hojas
lleno de frutos
y hermoso para apreciar
un ciprés
un cedro
sus hojas eran de coral marino
en lugar de tener espinas y zarzas
El acarició un algarrobo
de ágata y hematite
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