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Tablilla V




Allí se pararon admirando el bosque

contemplando los elevados cedros

contemplando la entrada al bosque


Por donde Humbaba había ido y venido

había una huella

El sendero lucía recto y muy recorrido


Vieron entonces la Montaña del Cedro

paradero del trono de diosas y dioses


Sobre el rostro de la montaña

el cedro ofrecía su follaje en abundancia

Su sombra era dulce y deliciosa

Su espina era tupida

El bosque era un gran dosel que guarecía

rodeado por un barranco que por dos leguas se extendía


Ambos desenvainaron las dagas a la vez

Las hachas ya estaban embadurnadas


Gilgamesh le dijo a Enkidu: «Por el dios Enlil»

Y Enkidu le dijo: «Dos pueden conquistar

hasta el acceso a una fortificación

Una cuerda de tres filamentos no se corta fácilmente

Dos cachorros de un poderoso león pueden vencer»


El ogro Humbaba abrió su boca para decirle a Gilgamesh:

«Que los tontos sigan el consejo de los brutos

¿Pero por qué has venido tú Gilgamesh

a presentarte aquí?

Vamos, y tú Enkidu, hijo de un pez

que no conoció padre

que no mamó leche de su madre

Yo te observaba en tu niñez

pero nunca me acerqué

¿Debería haber llenado mi panza contigo?

Ahora traicioneramente me traes a Gilgamesh

y te paras ahí como un belicoso extraño

Le cortaré la garganta a Gilgamesh

y alimentaré con su carne a las aves del litoral

al águila y al buitre»


Gilgamesh abrió su boca

para decirle a Enkidu: «Amigo mío

El semblante de Humbaba ha cambiado

Aunque valiente vine hasta su guarida para derrotarlo

mi corazón sin embargo no puede reaccionar velozmente»


Enkidu dijo a Gilgamesh:

¿Por qué amigo mío hablas como si fueras débil?

Con tus palabras acobardadas me desalientas

Es ahora amigo mío

La tarea es una sola

El cobre candente ya está siendo vertido en el molde

¿Mantendrás el horno una hora?

¿Mantendrás el carbón una hora?

Para desatar el diluvio hay que hendir el látigo

No te eches atrás

No retrocedas

Lanza tu golpe poderoso»


Gilgamesh golpéo la tierra y se lanzó a enfrentarlo

La tierra se partió bajo sus talones

quebrando el monte Sirión y el monte Líbano

Las blancas nubes se volvieron negras

dejando caer muerte como neblina


Shamash levantó contra Humbaba

un temporal con los poderosos vientos

El viento del sur y el viento del norte

El viento del este y el viento del oeste

Ráfaga, tifón, huracán y tempestad

Vientos contrarios, vientos helados y tornados

Allí trece vientos Shamash levantó

y el rostro de Humbaba se oscureció

No pudo lanzarse hacia adelante

No pudo retoceder sobre sus pasos

Entonces las armas de Gilgamesh

alcanzaron al ogro Humbaba


Rogando por su vida le dijo Humbaba a Gilgamesh:

«Tú eres tan joven Gilgamesh

Tu madre recién te ha criado

No eres otro que el fruto de la vaca salvaje Ninsun

Por mandato de Shamash has derribado los montes

Gilgamesh el rey de Uruk

Déjame la vida

Déjame habitar aquí en el bosque de cedros

Cuidaré los arrayanes para ti

Te daré tantos árboles como ordenes

y su madera abastecerá el orgullo de tu palacio»


Enkidu le dijo a Gilgamesh:

«No escuches amigo mío

las palabras de Humbaba

Ignora sus súplicas»


Humbaba abrió su boca para decirle a Enkidu:

«Tú eres conocedor de las reglas de mi bosque

y ya has recorrido sus senderos

Yo debería haberte colgado

más allá la entrada de mi bosque

y debería haber alimentado

con tu carne a las aves del litoral

al águila y al buitre

Ahora Enkidu

la clemencia está de tu lado

Dile a Gilgamesh que me deje con vida»


Enkidu abrió su boca para decirle a Gilgamesh:

«Es Humbaba quien domina el bosque de cedros

Acaba con él amigo mío

Termina con su poder

porque es Humbaba quien domina el bosque de cedros

Acaba con él amigo mío

para que el supremo dios Enlil escuche lo que hicimos

o los grandes dioses se volverán contra nosotros

Enlil en Nippur y Shamash en Larsa

Acaba con él amigo mío

y establece para siempre una fama que perdure

de cómo Gilgamesh venció a Humbaba»


Humbaba que oyó lo que Enkidu estaba diciendo

levantó su cabeza y dijo a Enkidu:

«Tú te sientas aquí como un pastor

como un mercenario siguiendo sus órdenes

Ahora Enkidu

la clemencia está de tu lado

Dile a Gilgamesh que me deje con vida»


Enkidu abrió su boca para decirle a Gilgamesh:

«Es Humbaba quien domina el bosque de cedros

Acaba con él amigo mío

Termina con su poder

porque es Humbaba quien domina el bosque de cedros

Acaba con él amigo mío

para que el supremo dios Enlil escuche lo que hicimos

o los grandes dioses se volverán contra nosotros

Enlil en Nippur y Shamash en Larsa

Acaba con él amigo mío

y establece para siempre una fama que perdure

de cómo Gilgamesh venció a Humbaba»


Humbaba escuchó y amargamente los maldijo:

«Que ustedes dos no lleguen a envejecer»


Enkidu abrió su boca para decirle a Gilgamesh:

«Yo te hablo amigo mío

pero tú no me escuchas lo que digo

mientras él nos maldice

Que sus maldiciones retornen a su boca»


Gilgamesh escuchó las palabras de su amigo

y levantó su daga

clavándola en el cuello de Humbaba

mientras le arrancaba los pulmones

y luego le quitaba los colmillos como trofeo

La lluvia caía copiosamente sobre la montaña


Tan pronto como Gilgamesh

acabó con el ogro y sus siete auras

comenzó entonces a talar árboles

mientras Enkidu elegía la madera:

«Búscame un cedro elevado cuya copa alcance el cielo

Construiré con él una puerta para el templo del dios Enlil

para que Enlil y el pueblo de Nippur se regocijen»


Juntos armaron una balsa

colocando el cedro sobre ella

Enkidu la timoneaba

y Gilgamesh sostenía la cabeza de Humbaba




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