Allí se pararon admirando el bosque
contemplando los elevados cedros
contemplando la entrada al bosque
Por donde Humbaba había ido y venido
había una huella
El sendero lucía recto y muy recorrido
Vieron entonces la Montaña del Cedro
paradero del trono de diosas y dioses
Sobre el rostro de la montaña
el cedro ofrecía su follaje en abundancia
Su sombra era dulce y deliciosa
Su espina era tupida
El bosque era un gran dosel que guarecía
rodeado por un barranco que por dos leguas se extendía
Ambos desenvainaron las dagas a la vez
Las hachas ya estaban embadurnadas
Gilgamesh le dijo a Enkidu: «Por el dios Enlil»
Y Enkidu le dijo: «Dos pueden conquistar
hasta el acceso a una fortificación
Una cuerda de tres filamentos no se corta fácilmente
Dos cachorros de un poderoso león pueden vencer»
El ogro Humbaba abrió su boca para decirle a Gilgamesh:
«Que los tontos sigan el consejo de los brutos
¿Pero por qué has venido tú Gilgamesh
a presentarte aquí?
Vamos, y tú Enkidu, hijo de un pez
que no conoció padre
que no mamó leche de su madre
Yo te observaba en tu niñez
pero nunca me acerqué
¿Debería haber llenado mi panza contigo?
Ahora traicioneramente me traes a Gilgamesh
y te paras ahí como un belicoso extraño
Le cortaré la garganta a Gilgamesh
y alimentaré con su carne a las aves del litoral
al águila y al buitre»
Gilgamesh abrió su boca
para decirle a Enkidu: «Amigo mío
El semblante de Humbaba ha cambiado
Aunque valiente vine hasta su guarida para derrotarlo
mi corazón sin embargo no puede reaccionar velozmente»
Enkidu dijo a Gilgamesh:
¿Por qué amigo mío hablas como si fueras débil?
Con tus palabras acobardadas me desalientas
Es ahora amigo mío
La tarea es una sola
El cobre candente ya está siendo vertido en el molde
¿Mantendrás el horno una hora?
¿Mantendrás el carbón una hora?
Para desatar el diluvio hay que hendir el látigo
No te eches atrás
No retrocedas
Lanza tu golpe poderoso»
Gilgamesh golpéo la tierra y se lanzó a enfrentarlo
La tierra se partió bajo sus talones
quebrando el monte Sirión y el monte Líbano
Las blancas nubes se volvieron negras
dejando caer muerte como neblina
Shamash levantó contra Humbaba
un temporal con los poderosos vientos
El viento del sur y el viento del norte
El viento del este y el viento del oeste
Ráfaga, tifón, huracán y tempestad
Vientos contrarios, vientos helados y tornados
Allí trece vientos Shamash levantó
y el rostro de Humbaba se oscureció
No pudo lanzarse hacia adelante
No pudo retoceder sobre sus pasos
Entonces las armas de Gilgamesh
alcanzaron al ogro Humbaba
Rogando por su vida le dijo Humbaba a Gilgamesh:
«Tú eres tan joven Gilgamesh
Tu madre recién te ha criado
No eres otro que el fruto de la vaca salvaje Ninsun
Por mandato de Shamash has derribado los montes
Gilgamesh el rey de Uruk
Déjame la vida
Déjame habitar aquí en el bosque de cedros
Cuidaré los arrayanes para ti
Te daré tantos árboles como ordenes
y su madera abastecerá el orgullo de tu palacio»
Enkidu le dijo a Gilgamesh:
«No escuches amigo mío
las palabras de Humbaba
Ignora sus súplicas»
Humbaba abrió su boca para decirle a Enkidu:
«Tú eres conocedor de las reglas de mi bosque
y ya has recorrido sus senderos
Yo debería haberte colgado
más allá la entrada de mi bosque
y debería haber alimentado
con tu carne a las aves del litoral
al águila y al buitre
Ahora Enkidu
la clemencia está de tu lado
Dile a Gilgamesh que me deje con vida»
Enkidu abrió su boca para decirle a Gilgamesh:
«Es Humbaba quien domina el bosque de cedros
Acaba con él amigo mío
Termina con su poder
porque es Humbaba quien domina el bosque de cedros
Acaba con él amigo mío
para que el supremo dios Enlil escuche lo que hicimos
o los grandes dioses se volverán contra nosotros
Enlil en Nippur y Shamash en Larsa
Acaba con él amigo mío
y establece para siempre una fama que perdure
de cómo Gilgamesh venció a Humbaba»
Humbaba que oyó lo que Enkidu estaba diciendo
levantó su cabeza y dijo a Enkidu:
«Tú te sientas aquí como un pastor
como un mercenario siguiendo sus órdenes
Ahora Enkidu
la clemencia está de tu lado
Dile a Gilgamesh que me deje con vida»
Enkidu abrió su boca para decirle a Gilgamesh:
«Es Humbaba quien domina el bosque de cedros
Acaba con él amigo mío
Termina con su poder
porque es Humbaba quien domina el bosque de cedros
Acaba con él amigo mío
para que el supremo dios Enlil escuche lo que hicimos
o los grandes dioses se volverán contra nosotros
Enlil en Nippur y Shamash en Larsa
Acaba con él amigo mío
y establece para siempre una fama que perdure
de cómo Gilgamesh venció a Humbaba»
Humbaba escuchó y amargamente los maldijo:
«Que ustedes dos no lleguen a envejecer»
Enkidu abrió su boca para decirle a Gilgamesh:
«Yo te hablo amigo mío
pero tú no me escuchas lo que digo
mientras él nos maldice
Que sus maldiciones retornen a su boca»
Gilgamesh escuchó las palabras de su amigo
y levantó su daga
clavándola en el cuello de Humbaba
mientras le arrancaba los pulmones
y luego le quitaba los colmillos como trofeo
La lluvia caía copiosamente sobre la montaña
Tan pronto como Gilgamesh
acabó con el ogro y sus siete auras
comenzó entonces a talar árboles
mientras Enkidu elegía la madera:
«Búscame un cedro elevado cuya copa alcance el cielo
Construiré con él una puerta para el templo del dios Enlil
para que Enlil y el pueblo de Nippur se regocijen»
Juntos armaron una balsa
colocando el cedro sobre ella
Enkidu la timoneaba
y Gilgamesh sostenía la cabeza de Humbaba
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