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Tablilla VII




«¿Por qué amigo mío estaban reunidos

los grandes dioses en asamblea?

Qué sueño que he tenido esta noche hermano mío

Los dioses Anu, Enlil, Ea y el celestial Shamash

estaban reunidos en asamblea y Anu le dijo a Enlil:

'Porque han matado al Toro del Firmamento

y a Humbaba que cuidaba el bosque de cedros

uno de ellos dos debe morir'

Y Enlil le dijo:

'Dejemos morir a Enkidu pero no a Gilgamesh'

El celestial Shamash le replicó a Enlil:

'¿No fue bajo mis órdenes que mataron

a Humbaba y al Toro del Firmamento?

¿Y ahora el inocente Enkidu debe morir?'

Y Enlil se puso furioso contra el celestial Shamash:

'Has marchado a diario junto a ellos como un camarada'»


Enkidu se deja caer frente a Gilgamesh

Sus lágrimas fluyen como arroyos:

«Oh mi querido hermano

Nunca podrán ponerme en contra de mi hermano

Entre los muertos me sentaré

Cruzaré el umbral de los muertos

y nunca más posaré mis ojos en mi hermano»


Enkidu levantó su vista por la elevada puerta

y le habló como a una persona:

«Oh puerta del bosque que no tienes entendimiento

Comprendo que tú no comprendes

Por veinte leguas he buscado tu fina madera

hasta que en el bosque encontré un cedro prominente

Tu árbol no tenía rival en el bosque de cedros

De seis varas es tu altura

De dos varas es tu anchura

De un cúbito es tu espesor

Tu marco y pivotes son de una sola pieza

Yo te modelé

Yo te levanté

Yo te coloqué en Nippur

Si hubiera sabido puerta que así me pagarías

Si hubiera sabido puerta que así me premiarías

habría levantado mi hacha y te hubiera cortado

Entonces te habría llevado navegando hasta Ebabbara

Te habría situado en el templo de Shamash a su entrada

Porque Shamash escuchó mis palabras

y en momentos de peligro me ha dado un arma

Fui yo puerta quien te modelé

Fui yo quien te he levantado

¿Podría ahora destruirte?

¿Podría ahora echarte abajo?

Puede que un rey venga tras de mí y te aborrezca

o que te sitúe donde no puedas ser vista

y que remueva mi nombre y escriba sobre ti el suyo»


Mientras Gilgamesh oía las palabras de su amigo Enkidu

de pronto sus lágrimas comenzaron a fluir

Gilgamesh abrió su boca diciéndole a Enkidu:

«¿Por qué teniendo entendimiento y razón

amigo mío profieres insultos?

¿Por qué tu corazón lanza insultos?

El sueño era especial

La ansiedad era mucha

Tus labios zumbaban como moscas

Las dudas son grandes

El sueño fue extraño

A quien sobrevive los dioses le dejan aflicción

El sueño deja tristeza para aquél que sobrevive

Suplicaré a los grandes dioses en ruego

Le imploraré a tu dios

Le rezaré en tu presencia a Anu padre de los dioses

Puede que que el gran consejero Enlil escuche mi ruego

Puede que mi petición encuentre el favor del dios Ea

Te modelaré una estatua de oro sin escatimar

Las palabras que Enlil pronunció no son dignas de dioses

Lo que él ordena no puede borrarlo»


Enkidu le dijo: «Amigo mío

Marcada está mi suerte

La gente va hacia su destino antes de tiempo»


Cuando el primer rayo de luz iluminó el amanecer

Enkidu alzó su mirada lamentándose frente a Shamash

Bajo los rayos del sol sus lágrimas corrieron

«Te pido a ti Shamash por mi vida tan preciosa

En cuanto al cazador

que no me dejó ser tan grande como mi amigo

no permitas que sea tan grande como su amigo

Destruye su gananacia y reduce su provecho

Que sus pertenencias sean reducidas en tu presencia

Que de la casa en que entre su dios se vaya por la ventana»


Luego de maldecir al cazador a voluntad

decidió maldecir a la prosituta Shamhat:

«Vamos, Shamhat

Estableceré en tu futuro un destino

para que soportes durante toda la eternidad

Te lanzaré una poderosa maldición

que te afligirá de ahora en adelante

Que no puedas formar un hogar para deleitarte

ni puedas amar nunca a un hijo propio

Que nunca puedas vivir en medio de una familia

Que el borracho manche tu vestido festivo con vómito

Que no consigas nunca ninguna cosa de belleza

ni ninguna vasija de alabastro

ni ninguna mesa para un banquete

Que la abundancia del pueblo

no entre jamás en tu casa

Que la cama en que te deleites

sea un banco miserable

Que los cruces de caminos

sean los lugares en donde te sientes

Que territorios en ruinas

sean los lugares en donde duermas

Que las sombras de las murallas

sean los lugares en donde te pares

Que la espina y el cardo depellejen tus pies

Que el borracho y el sobrio te denuncien

Que ningún obrero repare el techo de tu casa

Que el búho anide en tu dormitorio

y que en tu mesa nunca tenga lugar un banquete

porque tú me tornaste débil corrompiéndome

a mí que era puro en medio de la naturaleza

me debilitaste profanándome

a mí que era libre de toda mancha»


El dios Shamash escuchó lo que él dijo

y al instante desde el cielo descendió un grito:

«¿Por qué maldices Enkidu a la prostituta Shamhat?

Ella te alimentó con pan adecuado para un dios

Te sirvió la cerveza adecuada para un rey

Ella te cubrió con vestimenta espléndida

y te dio como compañero al elegante Gilgamesh

y ahora tu amigo y hermano Gilgamesh

te recostará en un magnífico lecho de honor

situándote a su izquierda

y los habitantes del inframundo te besarán los pies

El hará que el pueblo de Uruk se lamente luctuoso

Hará que el pueblo doliente exprese sus plañidos pot ti

y después de que hayas partido

arreglará su pelo en luto

y vestido con una piel de león

vagará por el desierto»


Enkidu escuchó las palabras del valiente Shamash

y su corazón furioso se calmó

Su corazón agitado se tranquilizó:

«Vamos, Shamhat

Arreglaré tu destino

Mi boca que te ha maldecido también te bendecirá

Los hombres a una legua de distancia

se humedecerán los labios anticipándote

Los hombre a dos leguas de distancia

comenzarán a sacudirse su cabello

Ningún soldado se demorará

en sacarse el cinturón por ti

Te ofrecerán obsidiana, oro y lapis lázuli

Te regalarán pendientes y joyas

Ishtar la más poderosa de las diosas

te conducirá hacia el hombre

de hogar establecido y riqueza

que por ti dejará a su esposa

aunque sea madre de siete»


La mente de Enkidu estaba perturbada

y le contó cuanto estaba en su mente a Gilgamesh:

«Amigo mío

Durante la noche he tenido tal sueño

Estaba Ishtar la más poderosa de las diosas

Los cielos tronaban y la tierra daba el eco

y allí estaba yo parado entre ellos

Había un hombre de fea expresión

Su imagen atemorizaba como un pájaro de trueno

Sus manos eran garras de león

Sus uñas eran espolones de águila

El me atrapaba dominándome

Yo lo detenía

pero él me atrapaba otra vez como una cuerda

y como a una balsa en el agua me daba vuelta

Me aplastaba como un poderoso toro salvaje

cubriendo mi cuerpo con lava ponzoñosa

Yo te decía: 'Sálvame amigo mío'

pero tú le tenías miedo

El me atrapaba y me convertía en una paloma

Ataba mis brazos como las alas de un ave

para enviarme cautivo a la casa de la oscuridad

la morada de Irkalla

La casa en la que nadie que entra sale jamás

El sendero que no permite ningún retorno

La casa cuyos residentes son privados de luz

Donde la tierra es su sustento y la arcilla su comida

Donde son cubiertos como aves con abrigos de plumas

y no ven luz alguna sino que habitan en la oscuridad

En la casa del polvo en la que entré

miré alrededor y vi las coronas

Allí estaban las cabezas coronadas

que gobernaron la tierra desde los días de antaño

que asaban la carne en las mesas de Anu y Enlil

que les proveían de pan cocido a los dioses

y les servían agua fresca de sus odres

En la casa del polvo en la que entré

estaban los sacerdotes y los grandes dioses

Allí estab Etana y estaba Shakkan

Estaba la reina del inframundo la diosa Ereshkigal

Sentado frente a ella Beletseri el escriba del inframundo

sosteniendo una tableta y leyéndole en voz alta

Ella levantaba su cabeza y al verme decía:

'¿Quién trajo a este hombre aquí?'

Yo que soporté todas las desgracias amigo mío

Recuérdame amigo mío

No olvides todo por lo que pasamos»


Gilgamesh entonces dijo:

«Mi amigo tuvo una visión que nunca será igualada»

El día que Enkidu tuvo el sueño

su fuerza estaba exhausta

y permaneció enfermo un día y otro día


Enkidu yacía en su cama

y su enfermedad empeoraba

un tercer día y un cuarto día

su enfermedad empeoraba

un quinto día, un sexto y un séptimo

un octavo, un noveno y un décimo día

la enfermedad de Enkidu empeoraba

und decimoprimer día y un decimosegundo


Enkidu yacía en su cama

y llamó a Gilgamesh para decirle:

«Mi dios se ha vuelto en mi contra amigo mío

No muero como alguien que cae en medio de la batalla

Le temía al combate amigo mío

pero uno que cae en combate es recordado

Yo no caigo en combate y no seré recordado»




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